lunes, 18 de marzo de 2013

Bill Gates, amado y odiado.


William Henry Gates III, conocido popularmente como Bill Gates, es el segundo hombre más rico del mundo; una fortuna que ha conseguido gracias a Microsoft, empresa de la cual es presidente.
Nacido en 1955 en el seno de una familia culta y sin problemas económicos. Años más tarde ingresó en Lakeside, una escuela privada en la que comenzaría su pasión por la informática y  conocería a Paul Allen, con quien fundaría la empresa que le trajo aquella fortuna.


En 1975 dejó la Universidad de Harvard y se trasladó a Albuquerque, donde establecería en un hotel de carretera la sede de Microsoft, que había sido creada el 4 de Abril de 1975
Mientras la fama de Apple crecía, también lo hacían sus ansias de triunfar y de desbancar a Steve Jobs. De esta forma, vendió a IBM el software MS-DOS, el cual no poseía y que terminó comprando a un joven programador en 1980. Ya desde 1979, Microsoft comenzó a crecer y llegó a tener hasta 16 empleados. Evidentemente este triunfo no pudo ser parado y, ya en 1983  revolucionó la informática personal con la creación del ratón y del sistema operativo Windows que desbancó al ya pasado MS-DOS.
Estableciendo relaciones con Apple, de la que robo el interfaz y lo modificó logrando un triunfo notable, Steve Jobs se la devolvió sacando Macintosh para demandarle por haberle robado la idea. Hasecorp indemnizo a Apple ya que no pudo demostrar que era el creador original que, junto con la creación de Linux ( un sistema operativo de origen ilegal) empezó a robarle mercado, Bill Gates dejó de creer en el concepto de propiedad intelectual y decidió hacerse paso en el mercado a través del pirateo. Algo legítimo si pensamos en el mundo de los negocios. Nadie se hace rico siendo bueno.

Sin embargo, Gates no consiguió compartir el poder que estaba adquiriendo con Allen, puesto que tuvo que dejar la empresa por una grave enfermedad. Todos los ordenadores que se creaban y que se vendían poseían el sistema operativo creado por Bill y ya cuando en 1986 entraron en bolsa con Microsoft, su presidente se convirtió en una de las personas más ricas de Estados Unidos.


Las actualizaciones han estado a la orden del día en su historia obteniendo el monopolio del mercado del software mundial.

¿Qué se necesita entonces para triunfar en la vida? ¿Una idea? ¿Perseveración? ¿Nada de moralidad? Es indudable que en la lucha por la obtención de los beneficios individuales siempre tendremos que pasar por los deseos de otros, o acaso eso puede ser reprochable? ¿El progreso por el progreso? ¿Justifica el fin los medios?

Tomás Moraga Rodríguez

2 comentarios:

  1. Evidentemente, Bill Gates es un claro ejemplo sobre cómo una persona puede hacerse millonaria comenzando desde cero (como bien apuntas, Tomás, comenzó estableciendo la sede de Microsoft en ¡un hotel de carretera!). Además, como pudimos ver en la película, no solo hace falta adquirir conocimientos sobre un determinado tema para fundar una empresa exitosa, sino que se necesita un toque de picardía e ingenio, lo cual, en mi opinión, a Bill le sobraba.

    En referencia a las últimas preguntas que formulas, yo creo que para triunfar en la vida uno debería ser capaz de ayudar a los demás, disfrutar de las personas que le quieren y sentirse realizado.
    Por supuesto, en esta sociedad capitalista y, muy a menudo, deshumanizada, lo único que importa son dos cosas: imagen y dinero, haciendo que los valores que he mencionado anteriormente se ninguneen hasta límites insospechados.

    Diego García Maroto

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  2. Nadie puede dudar que Bill Gates ha sido un genio, tanto si se comportó como un trepa como si jugó limpio. Eso es, en mi opinión, un aspecto que no ha de considerarse si tenemos en cuenta la sociedad en la que nos movemos. Por explicarme, ahora mismo, con la corrupción política en boca del pueblo español, estoy segura de que el 90% de las personas que lo critican hubieran hecho lo mismo de haberse encontrado en la situación de los políticos corruptos. Ojo: no estoy defendiéndoles, pero para bien o para mal la política es un reflejo del pueblo.

    Regresando a Bill Gates, es indudable ese toque de picardía e ingenio que mencionas, Diego. Al fin y al cabo (al menos, eso creo), no se puede llegar tan lejos como Gates sin estas características, independientemente, como ya dije, del uso o no de x trampas. Desde luego, la tenacidad y la constancia de este hombre son asombrosas, y ya solo por eso se merece, como mínimo, nuestra atención.

    Pero cuidado: de considerarle un genio de la informática a una persona generosa y magnánima que dona millones de dólares así porque sí hay un buen trecho. Un abismo, de hecho. ¿O no hemos tenido un caso similar en ese sentido en España, con nuestro querido Amancio Ortega?

    En definitiva, Gates es un hombre sorprendente, del cual podemos aprender muchísimo. Pero recordemos que no es oro todo lo que reluce.

    Andrea Chantada Oubiña

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