domingo, 21 de abril de 2013

Simbiosis





¿Realmente podemos hablar sobre periodismo digital versus periodismo impreso? Quizás nuestra concepción sobre este tema esté equivocada. ¿Por qué han de ser materias contrapuestas?

Empecemos definiendo el término “periodismo”. Para ello, ¿qué mejor que utilizar el diccionario de la Real Academia Española? En su primera acepción, periodismo viene definido como la “captación y tratamiento oral, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades”. Con este primer acercamiento a la materia, podemos concluir que el periodismo puede practicarse perfectamente desde lo digital como desde lo impreso. ¿Qué problemas hay, entonces? 

Ante todo, tengamos presente lo siguiente: importa bien poco si el periodismo es practicado desde una mesa en una redacción, desde un plató de televisión, desde un estudio de radio o desde el sofá de nuestra casa. Lo que importa es si el periodismo que se lleve a cabo sea bueno o malo, y esto puede hacerse desde donde nosotros queramos. Por lo tanto, a la hora de “enfrentarnos” a esa gran amenaza que supuestamente es el periodismo digital, recordemos que debemos seguir siendo los mismos en esencia, asumiendo nuestra profesión con la misma ética y siguiendo con los fundamentos de un buen periodismo. 

Los medios tradicionales entienden Internet como un modo de amplificar su mensaje y de explorar nuevas oportunidades de negocio. Partiendo de esta base, se hace evidente que actualmente la mayor parte de medios consideran la versión online como si fuera de una calidad menor, sin sacar provecho de las múltiples ventajas que ofrece. Por norma general, se suelen difundir los mismos materiales informativos en lo impreso y en lo digital, sin tener en cuenta una premisa básica: iguales contenido pero distintos lenguajes.

El País, por ejemplo, no puede contar una historia de la misma forma en su ejemplar en papel y en su página online. ¿Las razones? Al pararnos a pensarlas, resultan obvias. La edición en papel permite una lectura en mayor profundidad, más tranquila, en la cual la información se encuentra jerarquizada. Por el contrario, en la versión web se buscan titulares contundentes, directos, noticias resumidas que nos acerquen al tema en cuestión sin adentrarnos en sus intrínsecas complejidades debido a la falta de tiempo.

Con esto solo reforzamos la idea de que el periodismo digital no implica la desaparición del periodismo impreso; son dos aspectos que han de complementarse, que se pueden ayudar mutuamente. A esto hemos de sumar las preferencias de los lectores. 

En un estudio realizado por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación entre mayo y junio del 2011, en el que se realizaron 400 entrevistas a personas de diferentes zonas, edades, clase social, profesión e instrucción, se llegó a la conclusión de que un 32% de los internautas accede en el mismo día a diarios en soporte papel e Internet, elevándose la cifra al 59% si hablamos de los últimos 30 días. Asimismo, los motivos preferentes para acceder únicamente al soporte en papel son por aspectos de contenido y análisis, en tanto que la preferencia por la versión electrónica está más basada en actualidad o incluso en búsqueda de información adicional para decisiones de compra.

Un punto importante en la curiosa simbiosis entre el periodismo digital y el periodismo impreso es la credibilidad, que se ha convertido en el auténtico caballo de Troya para los medios digitales. La preocupación por la fiabilidad y credibilidad de estos nuevos “vehículos” periodísticos es general en los ambientes periodísticos y profesionales. Uno de los grandes problemas que aún hoy persisten es la actitud de quienes proveen la información: las fuentes. Gumersindo Lafuente, que fue director de la edición digital de El Mundo, aseguró lo siguiente: “Todavía las fuentes subestiman un poco a las versiones digitales de los diarios para privilegiar el papel. Es decir, las fuentes creen que hablar para el online es algo menor, pero esa percepción, al menos en España, está cambiando a toda velocidad”.

¿Cuáles son las conclusiones a las que podemos llegar tras este muy breve repaso por los “problemas” existentes entre ambas disciplinas? Que lo que importa es el periodismo; hacer buen periodismo, para ser más exactos. Proporcionarle al lector la información necesaria para saciar su curiosidad o para poder llegar a una opinión o conclusión. Hacer lo posible por narrar las historias que nos rodean con la mayor objetividad posible, sin olvidar nunca el aspecto humano de todas y cada una de ellas. Poco importa el método a través del cual se haga. La llegada de la radio y de la televisión conmocionaron al mundo, pero el periodismo siguió adelante. Internet es una gran puerta abierta que nos permitirá ejercer nuestro trabajo con mayor exactitud, fiabilidad, facilidad y cercanía que nunca. Esta es la clave.


“Sean cuales sean nuestras predicciones sobre el futuro, el de los buenos periodistas será más brillante que el de muchas personas que auguran nuestra desaparición. La información se podrá transmitir sobre papel, a través de ondas, mediante cables de fibra óptica, vía satélite o por telepatía, pero en todo caso alguien tendrá que filtrarla, investigarla, comprobarla, cuestionarla, escribirla y presentar unos resultados tan dignos de confianza como sea posible. ¿Quién se encargará de estas tareas? El periodista universal…”
David Randall, periodista británico.


Andrea Chantada Oubiña

2 comentarios:

  1. Auguro que los próximos años los periódicos van a privilegiar mucho más la información online que la información impresa. ¿Por qué? La respuesta es evidente. Por la instantaneidad. Además, no olvidemos que en la web son muchas las posibilidades de colocar publicidad visible para los lectores, con lo que la financiación no se va a ver afectada con el paso de un formato a otro.

    Ese buen periodismo que comentas (que yo relaciono con objetividad) debe ser el objetivo fundamental de todos los medios y todos los currantes de este gremio. Sin embargo, y por desgracia, muchos profesionales están al servicio de personas que pretenden manipular la realidad, o por personas cuyo único objetivo es forrarse. Y entonces, ¿qué pasa? Que dejamos de ser objetivos y pasamos de intentar saciar la curiosidad del lector a decirle lo que él quiere oír.

    Diego García Maroto

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  2. Reitero mis disculpas por el retraso en comentar.

    Estoy de acuerdo contigo, Diego. El futuro, para bien o para mal, parece que será online. ¿Eso implica una mayor calidad en el periodismo? Aún está por ver, aunque guiándonos por lo que sucede actualmente en los grandes medios, no sé muy bien qué pensar. Eso sí, me gustaría recomendaros, aunque estoy convencida de que ya los conocéis, los nuevos periódicos mensuales como La Marea, InfoLibre, ElDiario.es o la Revista Mongolia. Un atisbo de esperanza en este mundo tan oscuro.

    Es incluso comprensible (que no justificable, no me malinterpretéis), que el periodismo vaya hoy en día a la deriva (exceptuando ciertos casos, como los mencionados en el anterios párrafo). Al fin y al cabo, ¿qué esperamos de un medio cuyo director no sabe nada sobre periodismo, sino que es un empresario? ¿Qué va a buscar? Obviamente, dinero contante y sonante. Es responsabilidad de los propios periodistas el negarse a ciertas prácticas. Ante esto, realicé, junto con otra compañera, una entrevista al fotoperiodista Gervasio Sánchez en el que nos habla precisamente de este tema. Si os interesa, os la paso cuando queráis.

    Andrea Chantada Oubiña

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